Durante los años 80 se consolida la presencia femenina en todas las etapas y niveles, superando en muchos casos a los varones. Desde 1976 las mujeres jóvenes son mayoría como estudiantes de bachillerato. En los años 80 son el 50% del alumnado de todos los niveles educativos, con la excepción de las escuelas técnicas superiores.
Ante los evidentes avances de la educación femenina en las últimas décadas cabe preguntarse si estos significan que la igualdad efectiva entre hombres y mujeres es una realidad en el ámbito escolar y en el conjunto social. Es evidente que falta aún mucho camino por recorrer. La escuela mixta no ha sido siempre sinónimo de coeducación. Así, durante los años ochenta algunas investigaciones sobre la práctica educativa desde la óptica feminista evidenciaron que la escuela mixta no había logrado eliminar las desigualdades de origen porque si bien la escuela no era la creadora de la desigualdad, contribuía a legitimarla en la medida en que la presentaba como natural y aceptable por la persistencia del sexismo del lenguaje y del androcentrismo científico: el orden masculino es dominante, mientras que el modelo femenino tradicional no tiene cabida.
Se mantiene el estereotipo de la diferencia.

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